En: «La Fobia Social» trabajo publicado por José Armando Castro Hernández (2014)
Etimología del vocablo fobia
La palabra fobia proviene de Fobos, hijo de Afrodita, diosa del amor y de Ares, dios de la guerra, mencionado por Hesíodo (siglo VIII a.C. ) en la Teogonía: ”con Ares, perforador de escudos, Afrodita concibió a los temibles Miedo (Fobos) y Terror (Deimos) que ponen en confusión a las compactas falanges de varones en la guerra sangrienta, junto con Ares destructor de ciudades” (Hesíodo, 933-935).
El origen del término muestra que el afecto central de la fobia es el miedo distinguiéndose del terror que se vincula tanto al dios Deimos como al dios Pan de quien surge la palabra pánico. Graves (1985) afirma que Pan, hijo de Hermes y de Dríope, era tan feo al nacer que si madre huyó de él aterrorizada. Era pastor y se vengaba de quienes lo molestaban en su siesta con un grito repentino que provocaba un intenso temor.
Esta distinción entre el miedo asociado a la fobia y el terror vinculado al pánico, dará lugar en el campo del estudio de las perturbaciones psíquicas al establecimiento de diferencias en relación a los cuadros en los que estos afectos participan. Este acercamiento inicial al tema conduce a la descripción de las distintas formas bajo las cuales fue conceptualizada la fobia a lo largo de la historia de la psiquiatría.
El concepto de fobia en la historia de la psiquiatría
La preocupación humana por el miedo irracional que caracteriza a la fobia es muy antigua y, como señala Nemiah (1982), se la menciona en antiquísimos documentos médicos egipcios y en el Corpus Hippocraticum.
Pero no es hasta mediados del siglo XIX que el fenómeno comienza a interesar a clínicos como Westphal y Legrand du Saulle, quienes publicaron estudios sobre la agorafobia abriendo el camino para que otros investigadores catalogaran largas listas de fobias, dándoles a cada una un nombre de origen griego o latino que designaba el objeto o la situación temidos.
Según Saurí (1984) fue Morel (1866) quien con el nombre de delirio emotivo describió por primera vez, de forma sistemática y ordenada, las neurosis fóbicas y obsesivas pero, en la medida en que se centró en el trastorno afectivo, ubicó en una misma categoría diferentes estructuras. La diferenciación la realizará Janet (1903) (en Saurí J. comp., 1984), quien muestra que ciertas fobias tienen características propias de las llamadas psicastenias, mientras que otras se emparentan con las obsesiones estableciendo, además, una distinción dentro de las neurosis entre la histeria, cuyo origen es una disociación de la conciencia y que se caracteriza por fenómenos sensoriomotores y la psicastenia, que incluye entre sus síntomas la fobia, la ansiedad y la depresión. Considera a las fobias como el resultado de un descenso constitucional de la energía nerviosa, descenso que sería el punto de partida que conduce a la neurosis.
Desde otro enfoque, dentro de la escuela alemana de psiquiatría, Kraepelin (1883), en las diferentes ediciones de su Compendio de Psiquiatría, incluye a las fobias en las obsesiones y en la neurastenia, estableciendo una estrecha relación entre aquellas y estos cuadros. Pero fue a fines del siglo XIX en Francia, en la Salpetrière donde, a partir del estudio de la histeria, Freud (1893) inicia las formulaciones teóricas psicodinámicas que no solo lo diferencian de sus contemporáneos, sino que también inauguran una nueva concepción nosológica de las alteraciones neuróticas y del funcionamiento del aparato psíquico. Sus investigaciones, siempre basadas en la clínica, lo llevarán a establecer una distinción entre la histeria de conversión y la histeria de angustia, siendo la fobia una manifestación de esta última. Su conceptualización de la fobia, la cual se halla en íntima relación al desarrollo que hará de la noción de angustia, sufrirá modificaciones a lo largo de su obra, siendo éste el tema que constituye el eje del capítulo siguiente del presente trabajo.
La insoslayable mención a la figura de Freud dentro del breve recorrido histórico de la noción de fobia, tiene como propósito indicar cómo a partir de su obra, se inician diversas corrientes de investigación que abordarán el problema, por un lado, dentro del marco teórico del psicoanálisis por él inaugurado y, por otro lado, fuera del psicoanálisis y siguiendo la vertiente clásica de la psiquiatría. Desde esta última posición se comienza a hablar de neurosis fóbica, término con el que se designa a la fobia en los actuales tratados psiquiátricos.
En esta última línea de investigación se encuentran las conceptualizaciones de Freedman, Kaplan y Sadock (1982) que caracterizan a la neurosis fóbica de la siguiente forma:
1) En la neurosis fóbica, la ansiedad es el componente central, no se trata de una “ansiedad flotante”, como ocurre en la neurosis de ansiedad, sino que está ligada a una idea, objeto o situación específica que no constituye un peligro real, 2) la ansiedad no esta justificada por el estímulo que la provoca, o por lo menos, es desproporcionada frente a la situación real y 3) la víctima es completamente consciente de la irracionalidad de su acción.(p.1377-1378).
Desde la psiquiatría actual se plantea, entonces, que la fobia se caracteriza por la aparición de miedo en relación a personas, objetos, situaciones o actos, miedo que no puede ser modificado ni por el razonamiento ni por la voluntad y que lleva a conductas de evitación y reaseguramiento. Como se señaló, el objeto fobígeno debe cumplir la condición de no constituir un peligro real, pero la cualidad amenazante con que lo reviste el sujeto provoca en el mismo un afecto de tal intensidad que lo lleva a perder el control de sí. Se entiende que la fobia es el síntoma central y diagnóstico de la neurosis fóbica pero, si bien se realiza una extensa descripción y clasificación de sus diferentes modalidades y se establece el diagnóstico diferencial con otros cuadros, no se especifica la etiología de la misma ni el origen de la ansiedad (angustia) asociada a ella.
No se como ayudar mi hija, no acepta ayuda profesonal y es encerrado en su habitacion y no le gusta hablar con absolutamente nadie
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