Lo que sigue es un extracto del artículo publicado por Antonio Martínez Ron en la información.com
¿Dónde nace el miedo? ¿Cómo reacciona nuestro cerebro ante una situación de pánico? ¿Podremos controlar algún día las fobias irracionales? Dos estudios científicos desentrañan el funcionamiento de estos procesos en un pequeño órgano conocido como amígdala, pero en los seres humanos el proceso es especialmente complejo y fascinante.
Un pequeño órgano con forma de almendra, conocido como amígdala, centraliza todo el proceso que ahora empiezan a desentrañar los científicos. Por lo que sabemos hasta ahora, la amígdala es una especie de botón de emergencia de nuestro cerebro. Si nos acecha un peligro inminente, este núcleo activa una señal que reenvía inmediatamente al resto del cuerpo.
Dos estudios publicados en la revista Nature han descifrado el funcionamiento de lo que los científicos han llamado “el circuito del miedo”. El equipo del neurobiólogo David J. Anderson, del Instituto Tecnológico de California (CalTech), y el del profesor Andreas Lüthi, del Friedrich Miescher Institute (FMI), han comprobado la existencia de dos tipos de células neuronales en la amígdala que se turnan para abrir y cerrar las “puertas” del miedo y controlan este proceso de “ida y vuelta”.
“La amígdala analiza el ambiente de forma continua en busca de estímulos que predigan el peligro”, explica Wulf Haubensak, coautor del estudio realizado en CalTech. Pero en el caso humano el miedo creció dentro de un panorama de emociones más sofisticadas y del desarrollo de una corteza cerebral cada vez más compleja, con lo que terminó regulando e interactuando con otros impulsos y emociones. “La amígdala siempre actúa de forma muy interactiva con el resto del cerebro”, matiza el profesor Morgado, catedrático de Psicobiología de la UAB, porque el miedo no se localiza en un lugar físico sino que procede de una reacción de nuestro sistema neuronal “en conjunto”
El profesor Carretié, catedrático de Psicobiología de la UAM, coincide en que hablar únicamente del papel de la amígdala en el circuito del miedo en el caso de los humanos sería un error. “Hay que tener en cuenta el papel de la corteza prefrontal ventral”, nos recuerda. Esta zona, situada justo encima de los ojos, reúne algunas de las características más complejas de nuestra mente y tiene un papel clave también en el miedo, además del hipocampo y otros componentes del que se ha dado en llamar “sistema límbico”.
Carretié define el miedo como “una reacción rápida del organismo ante un estímulo amenazante con dos componentes: uno psicológico y otro fisiológico que es la respuesta motora del cuerpo”. En la parte psicológica se incluye la memoria de las malas experiencias: nuestro sistema reacciona ante situaciones que en el pasado han provocado problemas.
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