Risa, tratamiento eficaz


Leo en un reportaje de María Pinar Merino publicado en al revista Discovery Salud

El estado de ánimo es determinante del estado de salud. Las personas alegres, risueñas, confiadas en la vida -y esa actitud no tiene nada que ver con la posición económica, social o laboral- son más felices. Igualmente sabemos que el estado de mayor sensación de felicidad lo provoca la risa. Y aún más la carcajada. Y que esa sensación de bienestar -siquiera sea momentáneo se multiplica enormemente si además sentimos amor. Porque el amor y la risa constituyen un binomio insuperable capaz incluso de hacernos sanar de cualquier enfermedad.

Dice la Psicobiología que la salud depende del equilibrio entre dos sistemas, el simpático -identificado con los sentimientos de guerra y huida- y el parasimpático -que se identifica con sentimientos de paz y armonía-, segregador éste de endorfinas, sustancias relacionadas con la alegría y la felicidad. Y asegura también que como en nuestra vida diaria son muchos los condicionantes que nos generan estrés, miedo e inseguridad, hay un claro predominio del sistema simpático sobre el parasimpático.

ACTIVANDO EL SISTEMA PARASIMPÁTICO

¿Qué hacer entonces para equilibrar ambos sistemas? Pues, por ejemplo, relajar de vez en cuando los ojos, mirar tranquilamente un paisaje, el mar o el cielo, reproducir mentalmente algún dibujo geométrico sencillo, pensar en alguien a quien queremos o recordar situaciones de felicidad. Así de sencillo.

Y es que hoy sabemos que el cerebro tiene un funcionamiento muy simple y no es capaz de distinguir entre realidad y fantasía. De hecho, la respuesta es la misma tanto si vemos un helado como si lo imaginamos: producimos saliva. «Donde quiera que va un pensamiento, un proceso químico le acompaña» nos dicen los descubrimientos sobre la relación entre mente y cuerpo. Como también nos dicen que los pensamientos y las actitudes, las emociones y los sentimientos que generamos suponen un auténtico alimento reparador tanto para la mente como para el cuerpo.

La práctica continuada de determinados pensamientos podemos simbolizarla con un camino que hay que recorrer. Las primeras veces el pensamiento tendrá que abrirse camino con dificultad desbrozando la jungla que se abre ante él, pero en las siguientes ocasiones el camino estará más «limpio» y será más fácil recorrerlo; poco a poco se convertirá en un camino de tierra, más tarde en una carretera y, finalmente, en una autopista tan sencilla de recorrer que podríamos hacerlo con los ojos cerrados.

Es por eso que las nuevas terapias basadas en la Neurolingüística, en el pensamiento positivo o en la visualización creativa intentan potenciar la energía del amor. El amor nos conduce a la vida y a disfrutar del placer, a la felicidad, en definitiva. El odio, en cambio, nos lleva a la desintegración, a la destrucción, a la privación y a la muerte puesto que atenta directamente contra la vida física y mental de quien lo padece.

Deberíamos ser conscientes de que nuestro cuerpo actúa como un auténtico filtro de los pensamientos, emociones y sentimientos que generamos y deja traducir al exterior lo que sucede en nuestro interior. De hecho, el buen funcionamiento y el equilibrio de nuestros órganos está relacionado con lo que piensa nuestra mente y cuando ese equilibrio se rompe aparece la enfermedad como consecuencia directa de la falta de armonía entre lo que genera nuestro interior y lo que vivimos en el mundo exterior.

¿QUÉ RELACIÓN HAY ENTRE RISA Y SALUD?

Ya Francis Bacon decía que «la risa produce una dilatación en la boca y labios; una expulsión continua de respiración con un ruido estentóreo que produce la interjección de la risa y la agitación de los pechos y laterales; si es violenta y continuada, los ojos se llenan de agua».

Y, ciertamente, según las últimas investigaciones la risa tiene unos poderes medicinales que muchas civilizaciones antiguas conocían y que se mencionan incluso en la Biblia: «Un corazón alegre es como una buena medicina pero un espíritu deprimido seca los huesos». Hoy se sabe que la risa es capaz nada menos que de cambiar la química del cuerpo y la frecuencia de las ondas cerebrales.

Sin duda, el sentido del humor de los pacientes es algo que los médicos valoran aunque sea a nivel inconsciente. Sin embargo, debido a que resulta algo obvio el papel que juega el humor en la salud, no se suele discutir de forma explícita en ninguna Facultad de Medicina y no existe ningún tipo de registro sanitario acerca de si el sentido del humor de los pacientes es normal o no. Como si existiese un cierto rechazo a aceptar aquello que no es medible con los sofisticados aparatos de que disponen los hospitales.

Pero lo cierto es que cuando alguien nos sonríe -incluso si es un desconocido- y le devolvemos la sonrisa nos sentimos mejor, cambia nuestra actitud y nos invade la sensación de que todo va bien. En los seres humanos sonreír está íntimamente ligado a la capacidad de dar y recibir. Eso produce un trasvase de energías muy saludable que se traduce en una vida más feliz. Los taoístas de la antigua China, por ejemplo, hacían ejercicios de meditación para practicar la sonrisa interior; con ello conseguían aumentar su salud física y mental. El asunto consistía en ir sonriendo a sus órganos internos y lo hacían en cuatro tiempos: inspirar (relajarse), espirar, (sonreír), inspirar (sentirse vivo), espirar (disfrutar del momento: la vida es maravillosa). Y es que consideraban que la sonrisa que estaba dirigida a uno mismo garantizaba la salud, la felicidad, la longevidad y, en definitiva, se traducía en vivir en armonía consigo mismo y con el entorno.

LA RISA Y LA COMUNICACIÓN

A lo largo de nuestra vida nos vamos conformando una personalidad externa que es la que nos sirve para relacionarnos con el exterior aunque eso en muchas ocasiones tenga poco que ver con lo que realmente somos. Sin embargo, los convencionalismos, el miedo al dolor, la necesidad de adaptarnos a un determinado ambiente, la falta de libertad, la necesidad de mostrar una imagen que sea aceptada por los demás, etc., nos ha hecho adquirir una serie de escudos que aparentemente nos protegen pero que, al mismo tiempo, nos alejan de los demás.

Así, en muchos momentos del día en realidad estamos representando un papel como si la vida se tratara de una obra de teatro. Sin darnos cuenta, tendemos cada vez más a dramatizar cosas insignificantes que se convierten en problemas insolubles que nos mantienen prisioneros de una realidad «objetiva» que sólo lo es para nosotros.

No obstante, cuando miramos hacia atrás vemos que nuestro pasado está salpicado de problemas que, actuando como acicate, nos han hecho crecer y recordamos que quizá en esos momentos alguien a nuestro lado nos dijo sin que le escucháramos: «Esto también pasará».

Pues bien, si se aplica la risa a esas situaciones, exagerando el problema hasta el límite, desmenuzándolo y dramatizándolo con sentido del humor hasta convertirlo en algo ridículo que provoque la risa, se consiguen eliminar los miedos y encontrar la actitud correcta para hallar la solución más idónea.

En este sentido, existen grupos de terapia de la risa que intentan, en un ambiente de respeto y confianza, ayudar a esa «teatralización» de los conflictos con técnicas de psicodrama. Los componentes del grupo utilizan el juego, las bromas, las cosquillas o cualquier cosa que active el sentido del humor para que la persona se distancie del problema, supere el miedo a enfrentarse a él, aprenda a reírse de sí misma, a juzgarse con cariño… y, en definitiva, a soltar tensiones en lugar de reprimirlas.

Pero es que, además, la risa es un maravilloso mecanismo de comunicación entre los seres humanos. Las personas que han compartido situaciones de humor, que se han reído juntas, se sienten más cercanas, más libres, capaces de saltar los límites de los convencionalismos sociales, creándose unos canales de comunicación difíciles de conseguir de otro modo. Según se desprende de las mediciones realizadas por medio de los electroencefalogramas, las ondas cerebrales del grupo se sincronizan y se produce una armonización natural en los procesos mentales. No hay barreras o límites que la risa no sea capaz de traspasar.

RISA Y SALUD

Desde hace unos años se habla mucho del poder curativo de la risa. Especialmente, desde que se comprobó en experimentos realizados en hospitales que la risa ayuda a recuperar antes la salud de los enfermos, que produce cambios en la química del cuerpo, que modifica la frecuencia de las ondas cerebrales, que activa áreas dormidas del cerebro y que produce conexiones entre éste y el corazón creando estados de armonía interior.

En la filosofía Zen también consideran la risa como «una de las medicinas más penetrantes con que la naturaleza ha provisto al hombre» en tanto «es capaz de hacer surgir del interior energías curativas muy potentes». Por otra parte, ayuda a conectar con uno de los objetivos de la meditación zen: parar el pensamiento. De hecho, es imposible reír y pensar a la vez: si la risa es auténtica, la mente desaparece.

APRENDIENDO A REÍR

Dicen que el mundo se está olvidando de reir y tal vez por eso surgen cursillos intensivos, se editan libros para enseñar a reír a la gente, se ponen en marcha seminarios en las escuelas, entre el personal sanitario de los hospitales, en algunos organismos públicos e, incluso, en empresas privadas. Todos ellos han descubierto que la risa es un mecanismo de equilibrio que intentan poner en marcha, unas veces por cuestiones de salud y otras con fines puramente económicos buscando una mayor rentabilidad.

Y bien está que la ciencia recurra a estos métodos naturales para favorecer y despertar el potencial de la persona pero, ¿tendrá los mismos efectos una carcajada producto del «adiestramiento» que una que surge del interior?

Bien está también, por tanto, que algunos hospitales se hayan decidido a promocionar la existencia de una sala especial donde el humor sea el protagonista principal y los pacientes compartan anécdotas, se cuenten chistes y vayan a ellas a reírse pero, ¿esta «planificación» no disminuirá el potencial transformador de la risa natural? ¿No estaremos a punto de «prescribir» unas cuantas carcajadas en lugar de un analgésico? Qué duda cabe de que es un paso adelante y de que no existirán los efectos secundarios que producen los medicamentos pero, ¿no correremos el riesgo de que en poco tiempo provocar la risa se convierta en algo tan poco natural que pierda todo su efecto de expansión, de conmoción del ser humano integral (cuerpo físico, energías, emociones y mente)?

Hace ya varios años surgió en Estados Unidos un médico sorprendente -el doctor Patch Adams– que revolucionó los conceptos establecidos en lo concerniente a la relación médico-paciente creando un hospital donde el sentido del humor y la risa eran las principales medicinas. No algo tan artificial y puntual como esa «sala de humor» de algunos hospitales, que no deja de ser una especie de guetto aislado de la gigantesca maquinaria que es un hospital. No. El doctor Adams puso en marcha unos nuevos canales de comunicación -todos los médicos y asistentes van vestidos de payasos- basados en el amor porque descubrió que cuando éste y la risa van juntos se convierten en la medicina por excelencia. Asimismo, descubrió que cuando al médico le interesa el ser humano que tiene delante como una persona global -y no como alguien que, por ejemplo, tiene el hígado enfermo- se acortan las distancias y se activan las capacidades curativas del paciente. El médico se convierte así en un facilitador, en un acompañante -terapeuta- que ayuda no sólo con sus conocimientos técnicos sino con su comprensión y cercanía. La experiencia de Patch Adams y su proyecto -sobre el que se hizo una película que se estrenó en todo el mundo el pasado año- es por ello un punto de referencia. Y no sólo para los médicos de cualquier especialidad sino para los psicólogos y terapeutas que participan de esa misma filosofía.

Esta entrada fue publicada en psicologia, Terapia. Guarda el enlace permanente.

9 respuestas a Risa, tratamiento eficaz

  1. Pingback: amazing2Thailand.De

  2. Glenda Navarro dijo:

    Está muy bueno el artículo, y como siempre digo: «La risa limpia las telarañas, del corazón»

    Me gusta

  3. HOLA ME GUSTARIA SABER SI TENDRIAS MAS MATERIAL SOBRE La RISOTERAPIA DE A POCO VOY SUPERANDO LA TIMIDEZ. GRACIAS Y COMO HAGO PARA NO PONERME NERVISA ANTE EL PUBLICO GRACIAS

    Me gusta

  4. emilio gonzalez dijo:

    Hola, me llamo Emilio González, soy Terapeuta de la Risa y vivo en Tenerife.

    Te escribo para saber si por casualidad en tu batería de recursos tienes alguna actividad de otro país y/o cultura.
    Preparo un pequeño taller para los Centros de Menores Extranjeros no Acompañados de la isla.

    Un contacto africano me ha facilitado una dinámica de Togo. ¿tienes tú de otros lugares del Mundo? ¿sabrías dónde puedo dirigirme?.
    Cuando termine de montar la actividad «Risa en las Culturas» te envío todas las dinámicas por si las quieres hacer en tu ciudad.

    gracias mil. Emilio

    Me gusta

  5. jhon medina dijo:

    saluds
    de ante mano mil gracia spor tus articulos ya que mesond e gran ayud a en una investigacion de maestria el site esta padre y gracias

    Me gusta

  6. MIREYA dijo:

    fecilidades! pocos enlaces tienen buena fundamentacion bibliografica y ojala y pudieran poner los problemas de manera globalizada a nivel mundial para hacre un balance y ver nuestra problematica desde otro punto de vista. me servira en practica docente. profra. Mireya G.I.

    Me gusta

  7. Felicidades:
    El articulo muy bueno, será de gran ayuda en mi conferencia.
    sara
    Gracias

    Me gusta

  8. Genial, interesante, me da risa lo poco que me río.
    Mueran los tontos graves.

    Me gusta

  9. argentalico dijo:

    La risa, remedio infalible… como rezaba una conocida publicacion.

    Me gusta

Deja un comentario