Se fabrican enfermedades


Me gustaría saber si lo que tengo es una enfermedad o no lo es, pero tampoco importa demasiado. Creo que los fármacos será el último recurso que utilizaré para solucionar mis problemas de relación social.

A este respecto, leo en el blog industria farmaceutica una visión crítica que conviene tener en cuenta:

JÖRG BLECH Y «LOS INVENTORES DE ENFERMEDADES»

Jörg Blech, periodista científico especializado en Medicina y que no está considerado alguien contrario al sistema ha escrito sin embargo una obra titulada Los inventores de enfermedades en la que aborda precisamente cómo se lleva a cabo la creación de nuevas enfermedades. Y en la introducción de su libro escribe: «Lo que me une a los médicos críticos -a aquellos a los que disgusta la actual transformación de sus consultas en locales de venta de medicinas- es que no estoy en absoluto contra la industria farmacéutica ni contra la medicina moderna. Me vacuno contra la gripe y cumplo las pautas de prevención contra el cáncer. El dilema radica en que la Medicina ha ampliado su radio de acción de tal forma que se hace cada vez más difícil identificar la propia salud. Escribí este libro porque quiero seguir siendo una persona sana».

Pues bien, Blech ofrece numerosos ejemplos en su libro de cómo se fabrican las enfermedades. Explicando por ejemplo cómo hasta ¡la timidez! pasó un día a convertirse en «enfermedad». Porque aunque el lector lo ignore resulta que en 1980 la FDA la introdujo en el manual de enfermedades como trastorno de ansiedad social clasificándola como de muy rara aparición. Y cuenta cómo en 1998 la empresa SmithKline Beecham solicitó autorización para tratarla poniendo en el mercado un fármaco, el Páxil, indicado para tratar «la fobia social». «Cuando el fármaco se encontraba en pleno proceso de admisión -escribe Blech- la empresa farmacéutica empezó a dar a conocer el potencial patológico de la timidez. La misión de establecer el trastorno de ansiedad social como ‘estado patológico serio’, según la revista del sector PR News, le fue encomendada a la agencia de comunicación Cohn & Wolf. Un poco más tarde la empresa encontró un eslogan que aludía a que algunas personas reaccionan alérgicamente a otras personas: ‘Imagine Being Allergic to People’ (Imagina que fueras alérgico a las personas)».

Diseñada la estrategia en las paradas de autobús empezaron entonces a aparecer carteles en los que se veía a un hombre joven deprimido y junto a él una leyenda: «Te pones rojo, sudas, tiemblas, hasta te cuesta respirar. Eso es lo que produce el trastorno de ansiedad social». Con esa simplificación de unos síntomas comunes a millones de personas sanas pretendía conducirlas a identificarse con una condición patológica, hasta ese momento «de muy rara aparición». Es decir, se estaba «ensanchando» el campo de la «enfermedad» y con ello el número de potenciales clientes. Sutilmente, en los anuncios no se hacía referencia a ningún medicamento psicotrópico pero sí a una Asociación contra el trastorno de la ansiedad social compuesta por tres grupos aparentemente de utilidad pública y una asociación de pacientes.

«Sólo que las partes interesadas -escribe Blech- no se habían reunido espontáneamente. La coalición había sido financiada por el laboratorio SmithKline Beecham. Y la empresa de relaciones públicas Cohn & Wolf fue la encargada de contestar a los medios por encargo de esa coalición». Luego, a través de la agencia, emitieron una nota oficial afirmando que el trastorno de ansiedad social «afectaba» al 13’3 % de la población. Es decir que de repente el «trastorno de ansiedad social» se había convertido en la tercera enfermedad psiquiátrica en Estados Unidos -tras la depresión y el alcoholismo- cuando poco antes los psiquiatras hablaban de un 3% de «afectados» como máximo. ¿Cómo era posible? De forma muy simple: un pequeño grupo de psiquiatras había convertido la timidez en una enfermedad social que afectaba a millones de personas eliminando un criterio restrictivo del diagnóstico -«el deseo imperioso de evitar algo»- y creando un nuevo subtipo general.

¿Y cómo se tragaron algo así los medios de comunicación y la sociedad? Pues para que los medios de comunicación «entendieran» la importancia del recién descubierto trastorno usaron la opinión de un psiquiatra autorizado: Jack Gorman. Psiquiatra que según las investigaciones del diario británico The Guardian resultó que trabajaba para SmithKline Beecham y un mínimo de doce empresas farmacéuticas más como asesor a sueldo.

La campaña fue todo un éxito. En los dos años anteriores a la autorización del Paxil sólo medio centenar de informes sobre el «trastorno de ansiedad social» habían llegado a los medios. Pero en mayo de 1999, cuando el medicamento llegó al mercado, llegaron centenares. Y a finales del 2001 el Paxil, el nuevo remedio contra la fobia generalizada y social, se había puesto en ventas a la altura del antidepresivo más conocido y consumido de Estados Unidos: el Prozac.

En resumen, una enfermedad inexistente, inventada, ha hecho ganar una gigantesca fortuna a sus inventores. Sobre ello cuenta Blech en otro capítulo del libro: «Para poder mantener el enorme crecimiento de los años anteriores la industria de la salud tiene que tratar cada vez a más personas que en realidad están sanas. Los grupos farmacéuticos que operan globalmente y las asociaciones de médicos conectadas internacionalmente definen de nuevo nuestra salud: los altibajos naturales de la vida y los comportamientos normales son tergiversados de forma sistemática y convertidos en estados patológicos. Las empresas farmacéuticas patrocinan la invención de cuadros clínicos completos y consiguen así nuevos mercados».

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2 respuestas a Se fabrican enfermedades

  1. josep dijo:

    yo soy esquizofrenico,son 4 años lo que llevo pasando un calvario,ahora estoy casi estable,con unos bajones que te cagas,la medicacion me tiene enganchado,he probado un dia de no tomarla y me puse fatal no pegue ojo en toda la noche,voy estrenido desde que tomo la medicacion,los efectos secundarios son tan fuertes,que si tubiera la foermula para desgancharme lo haria,los siquiatras la mayoria solo van a lo suyo recetar el medicmento mas caro para ganar mas dinero que les dan los laboratorios,son malas personas,por no decir otra cosa,yo tomo zeldox,lorazepam,invega mas soñodor,si alguien sabe como salir de este laberinto que me de la solucion,pero no pienso pagar un eur.

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  2. trimegisto dijo:

    un buen comentario. Esta tradicion de inventar enfermedades no es de ahora.

    Enfermedades como la homosexualidad o la solteria!! se definieron a finales del siglo XIX. Habia tambien una por ahi (no recuerdo el nombre) que era algo asi como la obsesion del esclavo negro por huir de su amo.
    chanante.

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