Excelente texto extraído del blog del Psicólogo Carlos Espinosa
Quiero comenzar este artículo recordando lo que la Humanidad debe al ejercicio de la Ayuda Mutua (AM) entre las personas. Para empezar se puede afirmar que el progreso humano se fundamenta en la AM en el sentido más amplio. La mayor parte de los logros que han proporcionado continuidad, y a la postre historia, a los hombres se basan en la reciprocidad de favores y servicios. En una época como la actual, donde los medios virtuales para encontrar a los demás son tan abundantes, han reverdecido las actitudes de fraternidad más antiguas que se conocen.
Es de todos conocido que, cuando hay problemas, y la vida está plagada de ellos, la práctica de la AM es un poderoso recurso que nos acerca a su solución. Poder acudir a nuestros iguales en busca de auxilio, o simplemente de encuentro, para que nos ayuden a pensar, sigue siendo una sana costumbre.
La AM proporciona una auténtica cantera de actividades y beneficios psicológicos para quien los presta. Frente a una situación problemática, cualquiera que esta sea, está la opción de enfrentarla contando con los otros o en soledad. Está claro que la fuerza que proporciona ser más que uno, va a ser decisiva en muchas ocasiones para salir airoso de las pruebas a que nos vemos sometidos. Esa es la principal divisa de la AM: hoy por mi, mañana por ti.
Recurrir a los otros como aliados, o brindar nuestra ayuda, es una de las mejores medicinas que conocemos para sentirnos mejor y más capaces. Muchas veces será necesario sobreponerse a los propios pudores y prejuicios, que nos impiden acceder a los demás. Es difícil que la demanda sincera de auxilio no valla a va a ser respondida por alguien, ya sea conocido o no. La retribución que obtiene el que ayuda es haber sido útil en el momento preciso, y constituye un poderoso acicate para la acción.
Los grupos de AM, de los que existen numerosos ejemplos, suponen la prestación de ayuda entre personas afectadas por un mismo problema. Es en el campo de la salud –enfermedades crónicas- donde tienen mayor visibilidad este tipo de grupos, aunque no solo. La práctica del mutualismo refuerza el tejido comunitario y mejora la convivencia interpersonal en todos los ámbitos.
La AM es el ejemplo que mejor muestra la sociabilidad del ser humano, de forma práctica. Si hay algo que es evidente por sí solo es que el mundo de los seres humanos lo constituye el conjunto de los otros seres humanos. De modo que practicando la AM estamos mejorando nuestra humanidad y creciendo como personas, además de ayudar a otros en esa misma dirección. Concluyo, pues, invitando a todos desde aquí a cultivar la AM para hacer de este planeta un lugar más habitable.