Excusas para pensar


mono_pensando

Leo un artículo publicado por Eduard Punset  en la revista XL Semanal que me hace reflexionar sobre la importancia de mis pensamientos y lleva  a pensar que aprender a modificarlos puede ser determinante para cambiar mi vida.

Será posible que lo importante no sea lo que uno hace, sino lo que uno piensa? ¿Y será verdad que los efectos de lo que uno piensa perduran toda la vida? Lo que se está sugiriendo –después de haberlo comprobado en un experimento tras otro– es que mediante procesos exclusivamente cerebrales se puede influir en las vinculaciones
genéticas y cambiarlas. El viejo debate entre los partidarios de las estructuras genéticas y las estructuras del pensamiento está a punto de terminarse. O si se quiere, que las cosas no son tan sencillas y simples como se creía.

¿Quieren saber en qué consistía el experimento que acaba de echar por tierra todo el dogmatismo implantado en la mente de casi todo el mundo? Se dividió a los participantes en dos grupos, a los que se pedía que limpiasen un piso. El primer grupo estaba formado por mujeres que apenas les costaba pensar que, en lugar de limpiar un piso, estaban haciendo deporte. «es como hacer deporte; nada de limpiar», decían.  El resultado de este grupo de mujeres empeñadas en pensar que estaban haciendo algo distinto del cometido asignado es que adelgazaron, como si hicieran deporte. El segundo grupo estaba formado por mujeres convencidas de que estaban haciendo lo que estaban haciendo –es decir, sencillamente limpiar un piso–. En este caso su peso permaneció inalterable al final de la tarea.

Acabo de leer una historia terrible en un diario francés: dos padres jóvenes le habían propinado tal paliza a su hijo menor de edad que le habían causado la muerte; fueron los efectos del abuso de la droga los que los indujeron a comportarse como dos delincuentes. Esto es lo que contaba el diario, pero a nadie se le ocurrió intentar descubrir lo que estarían pensando mientras cometían esa salvajada. La verdad es que la mayoría de la gente da importancia a lo  que se está haciendo, y no a lo que se está pensando.  Es difícil imaginar cómo sería el relato del mundo en el que solo nos fijáramos en lo que los protagonistas de todas las historias estuvieran pensando, y no en lo que estuvieran haciendo. En el caso concreto que nos ocupa, explicaríamos con todo detalle lo que estaban pensando los padres homicidas sobre lo que pasaría después de esa  muerte, porque descubri precisamente esto era lo que les había motivado a llevar a cabo su crimen.

Esta entrada fue publicada en Fobia Social, Neurociencia. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Excusas para pensar

  1. Javi Bote dijo:

    Desearía xatear con personas que padezcan fobia social,para intercambio de ideas,wapsapp 654 655 077 javi 47 años,14 con fobia declarada 38%

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