Sólo los robots no dejarán nunca de interpretar la misma música, aquélla para la que fueron programados. Pero los humanos somos mucho más complejos que los robots, aunque a veces actuemos como verdaderos autómatas.
Sólo los robots no dejarán nunca de interpretar la misma música, aquélla para la que fueron programados. Pero los humanos somos mucho más complejos que los robots, aunque a veces actuemos como verdaderos autómatas.