Los pensamientos de anticipación


Un nuevo capítulo del programa Redes de TVE2 del 8 de Noviembre de 2006 titulado: «La imaginación»

Lo que sigue es un texto de la entrevista de Eduard Punset a Robert M. Sapolsky, profesor de Neurología en la Universidad de Stanford. Sus investigaciones se centran en el estudio del estrés y la degeneración neuronal. El objetivo de su laboratorio es conseguir desarrollar una terapia génica que pueda proteger las neuronas de distintas enfermedades. Ha recibido numerosos premios por sus investigaciones y es autor de innumerables artículos y algunos libros sobre las relaciones entre biología, individuo y sociedad entre los que destacan “Porqué las cebras no tienen úlceras: una guía al estrés” y “Monkey Luv”.

Eduard Punset:
Robert, tengo un perro, bueno, una perra: se llama Pastora. Y el verano pasado, mientras escribía un libro sobre la felicidad, sobre lo que la ciencia puede aportar sobre la felicidad, ¿sabes? Me percaté de que Pastora, mi perra, era peculiar en un aspecto… su plato está fuera, en una pequeña terraza. Y cada vez que voy a buscar su plato a la terraza, empieza a saltar por todas partes, ¡yo casi no puedo caminar! Hasta que yo recojo el plato, y voy a la cocina con él, y Pastora empieza a corretear como loca y tengo que decirle: «vamos, Pastora, cálmate, ¡que ni siquiera puedo llegar a la cocina!» Bueno, una vez en la cocina, le lleno el plato con cereales o un poco de jamón, y ella se queda esperándome, ¿sabes? Si tardo un poco más de lo habitual empieza a ladrar, y luego vuelta a empezar mientras saco el plato a la terraza donde come…. Durante años me he preguntado: ¿pero qué pasa? Porque cuando le doy el plato, ¡a veces ni siquiera se lo come! Pero antes el animal cambia totalmente, es decir, rebosa felicidad. Así que me dije: «¡Caramba!» estaba escribiendo el libro Viaje a la Felicidad, Las últimas claves de la ciencia y me dije: «¡oye! ¡La mayor felicidad parece estar en la sala de espera de la felicidad!» Todo es cuestión de expectativas… es decir, cuando la perra obtiene la comida, se ha acabado ya el momento en el que la he visto realmente feliz. Y en tus libros, he encontrado el mismo tipo de razonamiento… también dices que es justamente en la anticipación del placer donde reside el placer. Así que lo que segregas qué es, ¿dopamina?

Robert Sapolsky:

Eduard Punset:
Dopamina… creo que algunos investigadores habéis descubierto que segregas dopamina, o el perro, mi Pastora, segrega dopamina, antes de comer, no mientras come. ¿Es así?

Robert Sapolsky:
Un ejemplo perfecto; explica, estoy convencido, tantísimo del mundo…

Eduard Punset:
Es increíble, ¿no?

Robert Sapolsky:
¡Lo es! Antes hablábamos de la dopamina. La dopamina tiene que ver con el placer, se creía que, cuando consigues una recompensa, esta parte del cerebro segregaba dopamina… resulta que esto es un error. No se trata de la recompensa, sino de la anticipación de la recompensa. Puedes entrenar a una rata de laboratorio para que, cuando se encienda una luz en la jaula, deba presionar cinco veces la palanca para conseguir comida. La primera vez que la rata obtiene la comida, sube la dopamina. Pero al cabo de un tiempo, ¿cuándo sube la dopamina? No cuando la rata consigue la comida sino cuando se enciende la luz.

Eduard Punset:
¡Como Pastora!

Robert Sapolsky:
¡Exactamente como Pastora! Porque la rata está ahí pensando: «¡Esto es genial! ¡Genial! Conozco esa luz, sé dónde está la palanca, puedo alzarla, esto será fabuloso, puedo hacerlo, ¡todo está controlado!» Todo reside en la capacidad de anticipación, ahí es cuando sube la dopamina. Mira, recuerdo un amigo mío de la universidad que tenía una de las visiones más cínicas del mundo, pero que encaja con esto hasta cierto punto, solía decir: «una relación es el precio que hay que pagar por haberlo deseado tanto».

Eduard Punset:
Una relación estable

Robert Sapolsky:
Sí. Es como… si ya supiera lo que hacía la dopamina. Pero hay algo incluso más interesante que se descubrió en un estudio fantástico hace un par de años. Muy bien, la rata presiona la palanca y ahora obtiene la recompensa, todo igual, sólo que ahora hacemos algo diferente. En lugar de facilitar la recompensa una vez se ha hecho la tarea, ahora hace la tarea y consigue la recompensa sólo un 50% de las veces.

Eduard Punset:
Ya veo…

Robert Sapolsky:
Se introduce cierta incertidumbre. Y lo que se observa es que, ¡justo después de presionar la palanca, hay un aumento de dopamina como nunca antes se había visto, en la química cerebral, justo hasta el momento en el que la rata descubre si consigue o no la comida! Es decir: cuando se incorpora la dosis justa de «quizás», es incluso mejor que cuando se trata de «¡ahí viene sin duda!»

Eduard Punset:
¡Dios mío!

Robert Sapolsky:
Lo que hay que hacer, según demuestran estos estudios, es mantenerlo justo sobre el 50%. Con un 25% ó 75% no se consigue un aumento tan grande de dopamina. Si se llega justo a este punto de incertidumbre, el cerebro dice: «¡esto será genial! ¡Ahí viene! No, ¡tal vez no venga! No lo sé; ¡pero hoy me siento afortunado…!» Es mera anticipación. La gente que estudia el estrés, la psicología del estrés, siempre recalca que si sientes que no tienes control, te sientes muy estresado. ¡Pero hay un contexto, sin embargo, en el que tener poco control, las máximas leyes de la imprevisibilidad, sienta genial! ¿Cuál es la diferencia? ¡Porque en este contexto te sientes optimista! Lo percibes como un entorno benévolo. «Posiblemente todo saldrá bien, y si no es esta vez será la próxima…» y ese «quizá» es tal vez lo más increíble que te puedas imaginar. Cuando salió este estudio, se comentó cuánto nos ayuda esto a entender la adicción y el juego…

Eduard Punset:
¡Claro!

Robert Sapolsky:
Porque si te fijas en un casino, lo que los diseñadores y dueños del lugar logran de un modo fantástico es partir de una circunstancia en la que hay alrededor de un 1% de posibilidades de obtener una recompensa, manipular el entorno magníficamente, psicológicamente, para que en cambio sientas que tienes un 99% o quizá incluso un 51%; tergiversar lo que es básicamente un entorno malévolo y convencerte de que es un entorno benévolo y que «quizá, quizá, quizá esta vez…» es como… ¡si tu cerebro nadara en dopamina! Y de eso trata la adicción de la anticipación…

Y finalmente la segunda parte del programa en 2 clips.

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3 respuestas a Los pensamientos de anticipación

  1. Mariana Rosa dijo:

    Me parece Genial leer esta pagina, me sirvio mucho porque soy docente y al terminar el año siempre termino estresada. Aveces tengo que tomar pastillas para desestresarme. Muy buen comentario lo de la Cebra! es toda una enseñanza. Gracias!

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  2. Isaver dijo:

    Pienso que lo que pasa es que el animal es más sabio que el hombre en cuanto a la percepción de sus estados internos. Al esperar está prolongando ese tiempo en que la dopamina sube porque sabe que si ataca inmediatamente la comida la expectación desaparecerá. Es cómoun darse cuenta, jo en este momento qué feliz soy no voy a hacer nada más para no estropearlo.

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  3. kasandra dijo:

    Yo creo que es muy sencillo. Y un poco delatador. La perra se pone contento de verlo y por eso segrega dopamina. Pero cuando le deja la comida en la terraza… ya sabe que él se va y no hay más atención. Pero los humanos podemos regular eso de otra manera. Por eso yo cuando alguien se va… me lo administro. A ser posible. Me gusta el doble la plenitud que la felicidad…

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