Enero de 2004, Sydney. Juan Mann acaba de volver de Londres y se siente solo. Sus mejores amigos están lejos, sus padres se han divorciado, ha roto con su prometida y su abuela está muy enferma. Necesita algo para alegrarse así que va a una fiesta, en donde una absoluta desconocida se le acerca y le da un abrazo. “Me sentí como un rey, fue lo mejor que me ha pasado nunca”.
Ese abrazo cambió su vida, y quizás la del resto del mundo. Seis meses más tarde, un 30 de junio, Mann salió a la calle, al Pitt Mall Street de Sidney, dispuesto a repartir abrazos gratuitamente. La gente le miraba extrañada, no sabía cómo reaccionar, hasta que pasados 15 minutos logró el primer abrazo de una anciana.
Pero lo más increible es que el movimiento Free Hugs ha roto todas las fronteras y ya hay gente que se ha sumado al movimiento en todo el mundo: Nueva York, Polonia, Corea, Canadá, Zurich, Roma, Dussledorf, Kiev, Barcelona, Valencia, Tel Aviv; y sigue…
Pingback: bellezapura.com » Déjate abrazar por el diseño
Hola soy una persona que escribe desde Chihuahua,Chih. acabo de leer el artículo y me sorprendió no ver gente de México apoyando esto, creo que es una buena manera de romper esquemas, olvidarnos de racismo, el día de mañana tengo un discurso que titulé «la importancia de dar un abrazo» y creo que es un buen momento para empezar con esta cadena aquí en México, mañana la iniciaré yo en Chihuahua.
atte. ale
Me gustaMe gusta