DETECCIÓN TEMPRANA DE LA FOBIA SOCIAL


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Recogemos aquí parte de un artículo publicado  por José Olivares, Pablo J. Olivares y Ana I. Rosa Alcázar de la Universidad de Murcia en la revista digital Infocop Online  editada por el Consejo General de la Psicología de España.

La fobia social es el trastorno más común de los trastornos de ansiedad en la adolescencia. Su impacto negativo no sólo afecta a las relaciones sociales, incluidas las relaciones de pareja, sino que también comporta alcanzar un menor nivel educativo, menores oportunidades de encontrar trabajo o un sueldo más bajo, y una mayor asociación con otros trastornos psiquiátricos, incluidos los intentos de suicidio.

Aunque existen tratamientos muy eficaces para la fobia social, es frecuente que las personas la sufren demoren la búsqueda de terapia, lo que resulta en una innecesaria prolongación del sufrimiento y un incremento de las secuelas que ocasiona el trastorno.

En los niños y adolescentes, sus repercusiones se constatan al menos en tres contextos: el psicopatológico, el académico y el de la psicología de la salud.

En el ámbito académico, rehúyen la participación en clase, la presentación en público de trabajos y preguntar dudas al profesor, tanto en público como en privado. La evitación/escape de estas tareas produce generalmente calificaciones muy por debajo de sus posibilidades reales, cuando no termina llevando al abandono completo de los estudios.

En el contexto psicopatológico, los datos confirman una elevada comorbilidad con otros trastornos de ansiedad y del estado ánimo, destacando, por su relevancia, los estados depresivos que pueden poner en peligro la vida, o incluso terminar con ella, siendo esto tanto más probable cuanto más temprano se inicia el trastorno.

En el ámbito de la salud, se constata un mayor riesgo de presentar conductas adictivas entre quienes presentan fobia social, así como relaciones entre la ansiedad social y los trastornos alimentarios que pueden afectar de manera significativa a su estado de salud.

Pero a todo ello hay que añadir dos datos concatenados entre sí. En primer lugar, el derivado de su curso: la fobia social no solo no remite con el paso del tiempo, sino que generalmente se consolida y generaliza. En segundo lugar, la cronicidad genera importantes repercusiones negativas para el anclaje social del futuro adulto. Así, por ejemplo, interfiere en el desarrollo laboral, limitándolo en el mejor de los casos o impidiéndolo cuando requiere de la relación con otros, lo que supone generalmente dependencia económica de la familia y ausencia de autonomía para realizar los proyectos personales. Además, la interferencia en la actividad cotidiana se acompaña de un intenso malestar ante la relación o la actuación ante otros, así como de un coste social, tanto por el número de horas de trabajo perdidas por bajas laborales como por los costes derivados del consumo de psicofármacos.

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En los adultos que presentan fobia social se constata generalmente que su inicio ha tenido lugar en la infancia o en la adolescencia y que la consolidación y generalización del trastorno produce un intenso deterioro personal, laboral y social.

Por todo lo expuesto, no resulta difícil entenderr los beneficios que pueden derivarse de un programa centrado en la detección e intervención temprana cuando aún no se ha consolidado ni generalizado en exceso el trastorno. Además, esta estrategia se puede desarrollar en los centros educativos, en horario lectivo, como una parte más del quehacer de la institución, con las ventajas que se derivan de ello.

Una de las estrategias preventivas nos la ofrece en su blog el Centro de psicoterapia en Barcelona (CATCC) especializado en terapia cognitivo-conductual, que toma como referencia el estudio publicado en 2012 por Clauss J.A. y Blackford J.U. titulado Behavioral Inhibition and Risk for Developing Social Anxiety Disorder: A Meta-Analytic Study. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry.

Entre los factores de riesgo más sólidos para el desarrollo de la fobia social se encuentra la inhibición conductual, que se define como la tendencia a reaccionar ante las personas y situaciones desconocidas con excesiva cautela o evitándolas. La inhibición conductual es una característica adquirida por herencia que ya se expresa a edades tempranas y que, en su modo más extremo, caracteriza al 15-20% de los niños. En estos casos de inhibición conductual grave, los niños se caracterizan por ser tímidos, por asustarse con facilidad y por una conducta excesivamente precavida. Asimismo, presentan signos de una mayor activación psicofisiológica como, por ejemplo, una mayor frecuencia cardíaca basal, una respuesta incrementada de dilatación pupilar y mayores niveles de cortisol.

Clauss y Blackford han analizado los resultados de varias investigaciones previas sobre la inhibición conductual en la infancia y la adolescencia como factor de riesgo para el desarrollo de una fobia social. Los resultados muestran que, efectivamente, los niños con inhibición conductual presentan un riesgo de desarrollar una fobia social siete veces mayor que los niños sin inhibición conductual. En otras palabras, más del 40% de los niños con inhibición conductual acabarán sufriendo una fobia social.

Identificar los factores de riesgo en la infancia es fundamental para prevenir el desarrollo de trastornos psiquiátricos en la edad adulta. La inhibición conductual es un factor de riesgo de primer orden para la fobia social. Identificarla a tiempo podría permitir la aplicación de tratamientos preventivos breves (algunos de ellos dirigidos a los padres) que ya han demostrado ser capaces de reducir el desarrollo de síntomas de ansiedad y de otros trastornos psiquiátricos en seguimientos de hasta tres años de duración.

 

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10 respuestas a DETECCIÓN TEMPRANA DE LA FOBIA SOCIAL

  1. vanesa dijo:

    Hola. saben de alguna asosiacion en Madrid.
    Gracias

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  2. Es complicado detectar este tipo de fobias aunque también depende de la edad de quien la padece y sufre. Como bien se ha comentado en la infancia es más llamativo por lo que resulta más sencillo detectarla y tratarla a tiempo, sin embargo, al adentrarnos en la adolescencia y la madurez, la fobia social se vuelve mucho más compleja. Cuando este tipo de fobias se presentan en periodos de adolescencia o adultez su raíz viene de mucho más atrás, de la infancia algo que como muy bien se ha descrito y me parece bastante acertado, afecta profundamente a la persona y causa un grave deterioro. Es importante que ésta sea tratada y dotar a la persona de autoestima y confianza en si misma. Saludos

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  3. Alberto dijo:

    La infancia llama más la atención a los profesionales porque si el problema es llamativo se nota más, pero la adolescencia es la madre de todos los complejos, al menos para algunos como quien escribe esto.

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  4. BLANCA dijo:

    «En los adultos que presentan fobia social se constata generalmente que su inicio ha tenido lugar en la infancia o en la adolescencia y que la consolidación y generalización del trastorno produce un intenso deterioro personal, laboral y social».
    Copio este trozo del texto porque me ha tocado profundamente y constato que es así.

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    • yoly dijo:

      Hola Blanca;
      Veo que tu tambien sabes que es la fobia social. Yo la sufro pero indirectamente.Quien la padece es mi hija de 13 años. Quisiera preguntarte si has probado la terapia cognitiva-conductual y si funciona. También he leido sobre una medicacion llamada fluoxetina.
      La conoces.
      Saluditos

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      • BLANCA dijo:

        Hola Yoly:
        No he probado esa medicación y respecto a la terapia, la verdad es que hasta que acudí a un especialista, habían pasado más de 30 años de mi vida y te puedes imaginar el deterioro que había sufrido. He ido apañándome como he podido porque nunca lo hablé con nadie y al ser una niña no entendía nada de lo que me hacía sufrir tanto.
        Reconozco que mi vida ha sido condicionada por el trastorno, lo cual se refleja en lo referente al trabajo, a las relaciones, e incluso a la salud física.
        Te recomiendo ir a un especialista que sepa cómo tratar el problema y sobre todo, que ames a tu hija tal como es, sin juzgarla, estando ahí para respetar su proceso.
        Cada caso es diferente, es una patología con muchos matices y diferencias en cada persona.
        Os deseo lo mejor, tu hija es muy joven y lo podrá superar. ¡Mucho ánimo!

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      • yoly dijo:

        Gracias Blanca, la lleve a tres psicologo pero no colaboro. pero yo sigo y sigo, por que tal vez la convenza a mi hija para que ponga algo de su parte. Luego se junta el tema autoestima superbaja.
        me gustaria poder hablar contigo.
        Gracias un beso.
        Yoly

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      • BLANCA dijo:

        Hola Yoly.
        Lo de la autoestima baja suele ser común en este problema y siempre hay una causa.
        No sé qué decirte, quizás se está sintiendo rara al llevarla a tres especialistas o tal vez tu preocupación no le hace sentir confianza. En algún momento necesitará abrirse a alguna persona y contar lo que le ocurre o tal vez ella no lo vive como un problema.
        Tampoco conozco su realidad día a día, su entorno, sus relaciones y tampoco soy especialista, simplemente una persona que padece este trastorno desde la infancia.
        Hay una asociación en la que se han creado grupos de ayuda y se hacen encuentros, no sé si la conoces, depende de la localidad dónde vivas.
        Un saludo.

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      • yoly dijo:

        Gracias otra vez. Me sirve de ayuda saber de tu experiencia. soy de la asociacion. e-mail:yolyoctubre@gmail.com. escribeme y hablamos

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